viernes, 27 de febrero de 2009

Me voy a Barcelona

Me voy tres días a Barcelona con una panda de filólogos... no sé yo lo que puede salir de ahí. Pero seguro que algo bueno.

Os pongo este poema que une ambos conceptos: Barcelona (porque está dedicado a esa ciudad) y filólogos (porque este poemilla fue nuestro último examen de febrero).

Parque de Montjuich,
de Carlos Barral


Te escribo en una pausa de lluvia entre gotitas
luminosas y polvo alborozado,
desde una balaustrada de cemento
crujiente,
de este parque que escala el promontorio
sobre el mar rechazado por los vientos de tierra.

He visto muchas tablas y algunos Grecos falsos.
¡Qué lugar tan extraño!

Al frente se ven ruinas, lavadas carreteras
y una ciudad muy amplia que se pliega en colinas
y luego por el llano se derrama
en la orilla brumosa, y altas torres
obscenas, como guantes calados, cuatro juntas,
y agujas como en Rotterdam y esbeltos
campanarios rurales, y, junto, chimeneas
de penachos escuálidos,
y un verde seno tierno de tierra cultivada
que un faro chato guarda de la mar
muy lejos.
Y aquí, más inmediato, casas como cuarteles
y edificios rosados de vítricas escamas
y techos retorcidos y brillantes
y raras cresterías,
hecho todo con trozos de vajilla
y fragmentos de vidrio y desperdicios
de loza decorada.

Estuve en la ciudad, vi sus recodos
cristianos de piedra polvorienta,
sus avenidas de Rubén, sintaxis
preciosa de sus barrios mercantiles.

Gente afanosa, dicen, con aire muy urbano,
en general no feos. Muchachas recelosas
que esconden las rodillas en el metro,
itálicas, al gusto de Giorgione
-como el Maillol del Louvre, más bien graves.
Gente que mira poco.
No hay viejos en los parques.
He preguntado, he visto, las familias
ricas venden sus casas con jardín.
Parece
que tienen mucho hijos que estudian Bellas Artes,
cerámica o diseño, y que así aprenden
la lengua prohibida de sus padres.
Luego son comerciantes, gente seria
fiel a la ley de cada grupo. En tanto
defienden con fiereza sus derechos
de pueblo sojuzgado que fue grande
en tiempo de sus reyes de góticas insignias
y aun después que inventaron una industria
mediocre que los hizo esclavos
de un orden diminuto. Mas los chicos
lo ignoran o lo fingen. Y es hermoso
como es hermosa la ciudad y el campo
que la viste.
Belleza sin tamaño.

Una ciudad discreta, noble, hospitalaria.
Rectilínea y sin plazas. Tal vez interesante.
Una ciudad, querida, en que tú y yo
no viviríamos a gusto. Y, sin embargo,
por la que no me importa haber pasado.




martes, 24 de febrero de 2009

Cinco días en agosto

Acabo de leer el libro de poemas de una chica que me ha dejado impresionado. Me ha encantado. Tal vez uno de mis descubrimientos personales en poesía más importante desde hace tiempo. Se trata de Cinco días en agosto, de Carmen Ruiz Fleta.

Os dejo algunas razones de mi asombro.

XXV.

Los días de agosto no se repetirán nunca.
Es un mantra, es la cuenta del rosario que rezo a todas horas.
Lo rezan mis pies que han vuelto a pelearse con tus piernas,
lo rezan mis ojos, que han retornado a su espejo;
lo reza mi sexo que sufre callado tu ausencia.
No creo ni en ti, ni en Dios, ni en ningún hombre.
No creo en nada que no sea este dolor sagrado.
Los días de agosto no se repetirán nunca.


XXIX.

De tanto pensarte te he desgastado
como hacía de niña con los puños de las camisas.
De niña ya me queda poco.
Alguna manía, gesto, ocurrencia.
Nunca he recibido broncas,
ni eso me queda de niña.
De niña besaba a la luna todas las noches,
y pensaba que nunca iba a morir.
He desgastado tu imagen
de tanta ausencia, de tanto preguntarme.
Quiero ser una niña infinita,
aferrarme a la estampita del santo varón,
que siempre me proteja,
desgastar la imagen del mártir
y besar a la luna cabrona
que me señala y se ríe.
Haré que no la veo,
y agarrada a los puños de la camisa,
dormiré en paz.


XXI.

Hoy, por ejemplo, todo parece normal:
migas en el sofá y Calamaro en el oído,
el periódico,
los cristales,
los pies fríos,
el domingo lamiendo las ojeras del cuarto.
Miles de trampas vadean el pasillo.
Tropiezo con la ropa arrancada a la noche,
con el olor a tabaco de los hechos consumados.
Y entro en el baño
y todo sigue pareciendo normal,
de no ser por estas ganas terribles
de acabar conmigo.



Cinco días en agosto
Carmen Ruiz Fleta
Editorial Eclipsados



Otro día, más.

lunes, 23 de febrero de 2009

La noche del 23-F

Os pongo un capítulo del libro de Cristina Grande, Naturaleza infiel. Espero que os guste.

LA NOCHE DEL 23-F

Perdí la virginidad la noche del 23-F, justo cinco años después de mi primera regla. El chico con el que me enrollé era un compañero de clase cuatroaños mayor que yo. Era de un pueblo de Teruel, de las cuencas mineras, de Utrillas o de Escucha. Por supuesto, tenía los ojos azules. Se pasó la noche entera escuchando la radio. Yo le decía que seguro que no pasaba nada grave, pero él estaba más pendiente de las noticias que de mí, lo cual agradeci mucho ya que no me gustaban nada los arrumacos.
María estaba interna en un colegio de monjas porque había tenido que repetir curso y se estaba volviendo muy rebelde. Mis padres andaban un poco despistados en esa época, más pendientes de sus muchos problemas que de cualquier otra cosa, y creyeron que el colegio de monjas era la solución apropiada. A mí me mandaron a Zaragoza, al apartamento que habían comprado para pasar algún fin de semana y que se onvirtió en mi residencia privada y en el escenario de mis primeras aventuras amorosas.
No echaba de menos a mi familia, sólo a Matilde, y por el simple motivo de que yo no sabía cocinar ni poner la lavadora. Por lo demás, ahí empezaba mi nueva vida de adulta que yo vislumbraba feliz y divertida, tal como podría haber sido de no haber muerto mi padre ese mismo año. La relación con el chico de Teruel sólo duró unos tres meses, hasta fin de curso. Le dije que me agobiaba con tantos regalos y llamadas, pero en realidad él no tenía ninguna culpa de haber cortado la cinta que inauguraba mi promiscuidad. Probablemente le utilicé sin ser muy consciente de ello.
Estaba con Jorge, mi segundo novio, cuando recibí la llamada de Matilde. Mi padre temía los años bisiestos. El año 80 estuvo bastante aprensivo e incluso dejó de fumar durante dos días. Algunas veces pienso en su muerte y me viene a la cabeza el cuento del criado que huye a Ispahán de la muerte pero no puede huir de su destino. Otras veces pienso que simplemente fue un golpe de mala suerte, o un golpe de mar que se lo llevó por delante y nos dejó a los demás conmocionados.
Unos años más tarde, cunaod mi relación con Jorge ya estaba acabada, me encontré con el chico de Teruel. Me dijo entonces que nunca entendió por qué le había dejado, y me sorprendió que recordara mi pequeño transistor, que a la mañana siguiente al 23-F nos habíamos llevado a clase después de comprar El País en el kiosko de la plaza de San Francisco, y que sin embargo no recordara que me había desvirgado. Se había hecho locutor de Radio Zaragoza. No le dije que le escuchaba casi todas las mañanas.

Naturaleza infiel,
Cristina Grande
RBA

sábado, 21 de febrero de 2009

La chica del pelo rojo




"Abro los ojos y, en medio de la cegadora luz, sólo alcanzo a ver su resplandeciente pelo rojo. Poco a poco, a medida que me acostumbro a la iluminación que entra por la ventana abierta de par en par, voy distinguiendo en su rostro de un pálido casi enfermizo sus facciones finas y redondeadas, endurecidas por esos labios tan rojos y esos ojos exageradamente pintados de negro. Su cuerpo desnudo se contornea tan bien bajo la sábana blanca que me es demasiado fácil imaginarlo; sus pequeños pechos suben y bajan al ritmo de su respiración. Todo es tan luminoso que creo que estoy en un sueño, me siento flotando…

La sigo contemplando y una sensación de calor sube por mi estómago hasta la garganta, y no puedo evitar emitir un gemido. Estoy tan a gusto ahí, tumbado a su lado, que no me importaría pasar el resto de mi vida así. Entonces ella se mueve levemente en sueños; mueve su pequeña mano al lado de su cara, estira suavemente una pierna por debajo de la sábana...
“Te quiero”, me gustaría decirle, para que despertara con una sonrisa. “Te quiero por tu pelo rojo. Te quiero por tu cuerpo delgado, débil, que tan fácil de poseer me resulta. Te quiero tu forma de andar, por la manera en que te agitas el pelo para mantenerlo siempre despeinado. Te quiero por la sensación que produces en mi cuerpo. Te quiero por ese desdén con el que me tratas, y por cómo me miras.” Abro la boca para pronunciar esas palabras que rondan por mi cabeza…

Pero en ese momento un desagradable sonido nubla mi mente, me saca de este sueño luminoso, de este mundo alternativo en el que todo es tan perfecto. Me incorporo en la cama y todo vuelve a tener ese color gris habitual. [...]"
La chica del pelo rojo,
Carlos Carranza.

lunes, 16 de febrero de 2009

Vida de cine

Venga, ¿quién, en su vida cotidiana, no ha utilizado alguna vez una frase sacada de una película? Porque yo desde que vi La Princesa Prometida, cada vez que alguien me pide algo, respondo con un "Como desees".
Cada vez que me asomo a una ventana o por una esquina, tengo que decir el "tienen un troll de las cavernas" de Boromir en El Señor de los Anillos. El "Corred insensatos" de Gandalf también es típico de mi vocabulario (y del de todo friki viviente), y el "Estúpido hobbit seboso" es un insulto muy recurrente.
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Luego están esos momentos en que te despides de alguien con el archiconocido "Que la fuerza te acompañe" de Star Wars. Y como saludo, el "Hola dola" de Jar Jar Binks.
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Y luego está la venada, cuando me da por cantar cualquier canción de Moulin Rouge con un inglés bastante sospechoso (Ol yu nid is lof....).
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Y desde que conozco a éste no paramos de entonar el "Qué desastre" de Jack de Pesadilla Antes de Navidad. Y no paro de oír el "Viviré día a día" de Rambo, "Sal ratita, quiero verte la colita" de El Cabo del Mieda, y "Pero con poder" de Timón de El Rey León (estoy al lado del que las dice y me obliga a ponerlas).
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Según con quién se utilicen estas frases se puede quedar como un auténtico friki, pero francamente, querida, eso no me importa.
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Vamos, quién se anima a añadir alguna frase de cine que utilice en su vida...

jueves, 12 de febrero de 2009

Un café, por favor

"¿Y qué hago yo? ¡No me han dado café, no sé dónde están las cosas, ni que compromisos tengo hoy!"

Profesor Higgins, My fair lady

Qué bien sienta todas la mañanas un café.
Cuántas conversaciones se forman a su alrededor.
Qué buena excusa para quedar con alguien (y para saltarse una clase).
Cómo te despeja después de un duro examen.
Cuántos buenos ratos con un café.

El café tiene que ser bueno por narices.

Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.
Voltaire


miércoles, 11 de febrero de 2009

My fair lady

My fair lady, la historia de la muchacha inculta y que hablaba tan mal, utilizada por un profesor como experimento para conseguir hacerla pasar por un personaje de la alta sociedad, es una de esas películas intemporales, que no se pueden criticar desde un punto de vista objetivo.

¿Por qué? Pues porque sale Audrey Hepburn, iluminando cada escena en la que aparece (incluso cuando es la Elisa Doolittle pordiosera que vende flores por la calle); porque tiene canciones que no te puedes sacar de la cabeza en días, porque es divertido ver a Elisa hablando tan sumamente mal, ver al profesor Higgins desesperado y apasionado ante esta callejera forma de hablar ("Yo quieo ser una señorita en una tienda de flores y no tenerlas que vender en la calle. Pero naide me tomara si no chamullo el finolis. Este dijo que iba enseñarme y aquí estoy pa eso dispuesta a pagarle, no que lo haga de valde y me trata como un trapo sucio"), y ver ese primer y fracasado intento de presentación en la alta sociedad de Elisa en la carrera de caballos y los intentos de Elisa por hablar correctamente.






ELISA: ¡Vamos, Dover, mueve ese cochino culo!

MADRE: No hablarás en serio, Henry... no pretenderás llevarla al baile de la embajada.
PROFESOR: ¿No está a punto para eso?
MADRE: Sólo lo está para una barcaza de puerto.
PROFESOR: Quizá haya que refinar un poco su lenguaje, pero...
MADRE: Ah, Henry, si no te das cuenta de lo irrealizable que resulta tu proyecto será porque estás loco por ella. Déjalo y no te atormentes más ni atormentes más a
esa pobre muchacha.
PROFESOR: ¿Dejarlo? Pero si es mi más fascinante experimento. Pickerin y yo trabajamos en él noche y día, llena nuestras vidas; enseñar a Elisa, hablar con Elisa, escuchar a Elisa, vestir a Elisa.
MADRE: ¿Qué? Sois dos niños que jugáis con vuestra muñeca de carne y hueso. Hasta esta noche.

Y qué decir de ese final- ¡no sigas leyendo si no quieres saber el final!-, cuando el profesor se da cuenta de que echa de menos a Elisa, y ella se da cuenta de que lo echa de menos a él, y su único futuro seguro es volver a su casa.


ELISA: Me he lavao la cara y las manos antes de venir aquí
PROFESOR: Elisa... ¿Dónde están mis zapatillas?

FIN
Un final para algunos misógino, machista y anticuado, pero que yo considero como una aceptación de los personajes de lo que son y lo que han sido, y a su vez la aceptación que sienten entre ellos. Ella, la joven sucia e inculta que era, ahora es fina, bien hablada y educada, y lo recuerda con la primera frase que le dijo al profesor al ir a su casa. Él, el profesor frío al que sólo le interesa la fonética, por primera vez conoce sus sentimientos, y lo recuerda con la frase más insensible que dijo sin pensar y que despertó el odio de Elisa al pensar que no le importaba nada. No sé, pero no veo el machismo por ninguna parte, a no ser que se haga una lectura de la escena superficial e independiente del resto de la película.

Sin más rollos, sólo quiero decir que es uno de esos clásicos que hay que ver si se es amante del cine, de los musicales, de los clásicos, y de pasar tardes entretenidas en casa (desde luego es más entretenido que estudiar...)

domingo, 8 de febrero de 2009

ESTE MUNDO TU MUNDO







ESTE MUNDO TU MUNDO

Amar a una criatura es tener necesidad
de que esta criatura viva.
Henri Barbusse


Es tuyo este segundo que transcurre
y este aire que inspiras vitalmente,
e igual que los deseos de tu mente
también es tuyo todo lo que ocurre.

Y es tuya esta parcela de la vida
donde habitan desdicha y esperanza,
como es tuyo el paisaje en su añoranza
con toda su belleza más querida.

Lo mismo es tuyo el Sol de primavera,
la rosa en su perfume colorido
y la paz de tu sueño sin frontera.

También es tuyo este mundo malherido
del que eres parte y de tu amor espera,
...no lo dejes morir en el olvido.
.
(A la memoria de quien sintió y amó la naturaleza
y la vida, a H.D.Thoreau.)

Barcelona, abril de 1989

E.J. Malinowski, Viento 2

Fotos de la Retuerta de Pina de Ebro.

miércoles, 4 de febrero de 2009

¿De verdad son peligrosas las redes sociales?

Ya que todo el mundo se sube al carro de hablar/criticar las redes sociales, yo también...


Qué tenemos que temer en realidad, las redes sociales en sí, o su mal uso. Porque una red social puedes ser realmente útil para mantenerte en contacto con amigos, recuperar el contacto con gente que hace mucho tiempo que no ves, pasar fotos... Siempre que se use bien: sea protegida a desconocidos, se seleccione a los amigos, se sepa con quién se habla, con quién se queda...

¿Dónde está pues el problema? Donde siempre: en la sociedad, en la educación de los jóvenes, en su desconocimiento del peligro que puede tener que tu vida esté al alcance de cualquiera. Pero desde luego no en las redes sociales.

A mí el temor a las redes sociales me suena a temor de abuelo (por llamarlo de alguna manera) del tipo: "¡Todo el mundo con móvil! ¡Ni que se necesitara estar siempre en contacto con el resto del mundo!", "¡Chats! ¡Messenger! ¡Ya no se habla con nadie en persona!" o ¡Videoconsolas! ¡Se acabó el jugar en las calles, adios a la imaginación de los niños!".

Pues eso. Que el peligro no está en las redes sociales, sino en su mal uso... como todo.


[sí, esto es lo que hago cuando (no)estudio]

martes, 3 de febrero de 2009

Música fresca (lo nuevo de Vega y Labuat)

Si hace unos días os hablaba de la música como medio para relajarse en tiempos de estrés (con sus respectivas secuelas aquí y aquí que desmienten aquello de que nunca segundas partes fueron buenas), ahora voy a hablaros de los nuevos singles de dos de los discos más esperados por mí de este año (junto con el Ocho brazos para abrazarte de Los peces).

Una de estas canciones es Mejor mañana, el primer single del tercer disco de Vega, que llevará por nombre Metamorfosis. Un disco algo más rockero que sus anteriores trabajos, para cuya composición Vega reconoce que se ha fijado mucho en la Christina Rosenvinge de Christina y los Subterráneos.

Esto es Mejor mañana.



La otra canción es el single del primer disco del proyecto de Virginia Maestro, la ganadora de OT 2008, llamado Labuat. Una canción muy clásica, alternativa, con aires naïf y con la maravillosa voz de Virginia, que va adquiriendo fuerza a lo largo de toda la canción.

Esto es Soy tu aire.


Y vuelvo a la literatura de los Siglos de Oro...