Día en la Expo Zaragoza 2008 II (27/08/08)

Ayer fui por segunda vez a la Expo. El día fue más corto que el anterior, pero aún así pude ver un montón de pabellones que tenía muchas ganas de ver y pude aprovechar muy bien el día.

Eso sí, había mucha gente. ¡Más de 77.000 personas entraron ayer! Increíble...

Haciendo la cola para entrar ya se veía que el recinto iba a estar concurrido. Las colas eran el doble de largas que otras colas que había visto para la Expo (para los que conozcan el recinto, la gente esperando llegaba hasta la Pasarela del Voluntariado).

Entramos al recinto con la intención de ver el pabellón de España... imposible. Yo no sé si es que daban algo o qué, pero es que la gente era entrar en el recinto y, corriendo, dirigirse al pabellón de España. A los cinco minutos de haber entrado la cola de gente ya llegaba hasta el final del pabellón y no paraba de sumarse gente. Conclusión: ¿Para qué vamos a ver el pabellón de España si ya vivimos en España y no nos van a contar nada nuevo? Así que aprovechamos que el 75% de la gente estaba en ese pabellón y nos vamos a ver otros pabellones que suelen tener mucha cola pero que a esas horas se podía entrar sin esperar. Así que vamos a ver el de Marruecos, uno de los más bonitos de la Expo, con preciosas fuentes rodeadas de palmeras, mosaicos, puertas espectaculares... uno de los más interesantes para los ojos.

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Después vamos a ver el pabellón de una de las civilizaciones que más me apasionan: el de Egipto. Tenía un pequeño museo con obras de arte del antiguo Egipto; no eran espectaculares, pero sí muy curiosas. A la salida había una pequeña tienda, y claro, como no me puedo resistir cuando veo algo egipcio, yo salí de allí con mi nombre escrito en jeroglífico, un abecedario geroglífico y una figurilla de Anubis.
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Otro pabellón que tenía muchísimas ganas de ver era el de la Santa Sede. Era una sala repleta de obras de arte. Las más importantes eran la pila bautismal hecha en plata y bronce regalada a Juan Pablo II, el cuadro de Goya "Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza" (cuadro perteneciente a una colección privada, por lo que esta es una muy buena oportunidad para contemplarlo), y el famoso cuadro de El Greco "El bautismo de Cristo", cuadro con el que quedarse embelesado observando todas y cada una de las pinceladas del autor, tan características y perfectas.

La gran sorpresa del día me la llevé con algunos de los pabellones de las Comunidades Autónomas. Había algunos, sinceramente, poco interesantes y elaborados, pero pabellones como el de Castilla-La Mancha, con ese recibimiento de Don Quijote y esos interesantes vídeos, me resultaron más atractivos que algunos de los pabellones de los países.

La gran decepción me la llevé con Francia y con Mónaco. Cuando pasas por delante de cualquiera de esos pabellones y ves semejantes filas para entrar, piensas que tiene que merecer la pena. Pero cuando entras a Francia y te encuentras con unas botas gigantes, bolitas de colores y mucho humo, o cuando entras al de Mónaco y sólo ves una pequeña fuente llena de palabras que puedes escribir tú mismo y mover con la mano, te entran unas terribles ganas de decir oh, merde!.

Uno de los platos fuertes de la Expo es la Torre del Agua. En mi opinión era un poco hueca, pero las vistas desde lo alto son preciosas, y la escultura del Splash, impresionante (y ahora dicen los de la Cai que la quieren quitar cuando termine la muestra... ¡¿entonces qué queda en el edificio?!). Merece la pena visitarla.

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Y una vez comentados los pabellones que más llamaron mi atención os dejo con un mural que me gustó mucho y que vi en el pabellón de los países Iberoamericanos (qué simpática era la gente de allí, en serio, sobre todo los de Argentina y Brasil). .

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Y bueno, aún me queda un día (posiblemente dos) para terminar de ver los mejores rincones de esta Expo antes de que el próximo 14 de septiembre se clausure. Habrá que aprovechar bien el tiempo. Ya os contaré mis experiencias del próximo día. ¡Saludos!

Agua para todos, sí;
agua para todo, no.