Entramos mi sister y yo en el recinto tras superar a un montón de gente que no paraba de prenguntar por dónde se entraba. Nos hacemos con un mapa y un horario de las actividades del día, y, lo primero de todo, foto con el Fluvi de la entrada. Nos espera un largo día por delante...
10:00 h. Visitas a los pabellones.
En líneas generales, bastantes pabellones flojos, hechos con poco esfuerzo o con pocos recursos, unos cuantos bonitos e incluso interesantes y por último unos pocos grandes y espectaculares con colas de horas de duración en las entradas.
Hubo algunos pabellones que me llamaron la atención más que otros. Uno que recuerdo es el de Hungría, que ofrecía una degustación de productos típicos, y yo me atreví con una salsa picante, sin agua cerca... casi muero...
Otro interesante fue el de Bélgica, con una espectacular escultura del artista Jan Fabre, que constaba de siete bañeras de bronce, en una de ellas un hombre sumergido hasta la cintura, vestido con ropa de calle, que escribe con el dedo sobre la superficie del agua. Un homenaje a Marat, que a causa de una enfermedad crónica en su piel se pasaba los días dándose baños calientes y terminó por convertir la bañera en su escritorio.
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También fueron curiosos el de Suecia, con mecedoras del Ikea, y el de la Unión Europea, con cómodos puffs para descansar.
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12:00h. El despertar de la Serpiente.
La Cabalgata del Circo del Sol consiguió una gran multitud a su alrededor. Me resultó difícil verla con tranquilidad, pero lo poco que vi desde un balcón y entre el gentío, me gustó mucho.
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14:30h. Parada para comer.
Nos reunimos con nuestra amiga Teresa frente al Palacio de Congresos y nos vamos a comer. Bocadillos, sentados en el suelo a la sombra, viendo de lejos la pedazo de cola del Pabellón de Japón, una impertinente metiendo prisa (-Vamos a Japón, venga... vamos a Japón...)...
15:30h. Continúan las visitas a los pabellones.
Continúamos con la visita al pabellón de Japón, uno de los que más expectación tienen (prueba de ello la gran cola, que daba unas cinco vueltas y tenía una duración de una hora de espera). Pero mereció la pena. Entramos en una sala con butacas y tres pantallas, una al frente y dos a los lados. Mediante un documental animado nos remontamos 200 años en Japón y se nos muestra el uso del agua y el aprovechamiento de la fuerza que puede traer, en lugar de su enfrentamiento. Al terminar, la pantalla se abre y deja ver una enorme cascada de agua que rocía un poco a los visitantes. Después nos invitaron a un té, que con azúcar hubiera estado mucho más bueno, e intentamos descubrir el funcionamiento de unos altavoces de agua.
Otro pabellón que me gustó fue el de Italia, que tenía bastantes cosas interesantes, como cuadros clásicos relacionados con el agua, una réplica de la Venus Esquilina, una miniatura espectacular del buque Amerigo Vespucci y un traje de buzo ideado por Leonardo DaVinci, entre otras cosas.
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Y uno que nos llamó mucho la atención, por lo bonito que resultó, fue el pabellón de Grecia. Comenzaba con un recorrido por un túnel con unos vídeos de ninfas hablando de la importancia del agua. Después un espectacular baño griego con una pequeña piscina que tenía un mosaico azul en su fondo y estaba rodeada de columnas griegas. Precioso. Y, para terminar, una réplica de una estatua de bronce del Poseidon de Artemiso del 460 aC. No pudimos evitar firmar en el libro de visitas...
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Y por último, vimos el pabellón de los Países de África Subsahariana. Sin duda uno de los pabellones más curiosos y económicos para realizar compras de recuerdos. Pero también fue interesante el contenido de algunos de los países, como el de Kenia, que contaba la forma de vida de la tribu de El Molo, de la que quedan muy pocos representantes. Además, encontramos a un encargado de uno de los pabellones que era el vivo retrato del Doctor Foreman de House (el espectáculo que montó Teresa fue de cuidado).
21:00h. Cena frente al Iceberg.
Cargados de comida de un bareto de la Expo (lo confirmamos, la Expo-comida es una Expo-mierda: calamares con mala pinta, alitas de pollo con sabor a lentejas... habrá que probar la comida de los restaurantes de los países) nos hacemos con un sitio bastante bueno para ver el espectáculo del Iceberg.
A las 22:30h comienza el espectáculo. Tan impresionante que es imposible de describir con palabras, pero lo intentaré... Unos pingüinos caen disparados al río y comienza a sonar una música fatalista. El Iceberg se abre (creemos que ayer algo falló y uno de los lados no se abrió del todo bien, pero bueno...). Al ritmo de la música se proyectan en el iceberg imágenes de desastres provocados por el ser humano, acumulaciones de basuras, animales muertos, construcciones inmensas y horribles en ciudades... Los pelos de punta. Entonces una gran cabeza se da la vuelta; tiene la boca abierta en una expresión de horror, y uno de sus ojos, no para de mirar a su alrededor. Entonces aparece un hombre, vestido con un taparrabos, y golpea con furia el suelo hasta que sale un enorme chorro de agua. Otra vez imágenes desastrosas, más rápidas y con música más furiosa que antes... hasta que, al fin, aparece la reconfortante cara de un bebé que mira, sonríe, se sorprende... El iceberg se cierra.
Sin duda fue de lo mejorcito que vimos en el día. Impresionante y completamente recomendable.
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01:00h. Cabaret Berlín-París con Theatre de la Mandrágore.
Para terminar el día, después de una hora de cola frente al Balcón de las Artes Escénicas, vemos el espectáculo del Cabaret Berlín-París con Theatre de la Mandrágore. Cabaret en puro estado con escenas tronchantes (el hombre-radio... buenísimo).
02:00h. Hasta otro día.
A las 2 de la madrugada salimos del Balcón de las Artes Escénicas. Poca gente queda en el recinto. De lejos se oye música. Apenas nos tenemos en pie, llevamos 16 horas metidos en el recinto Expo, no hemos parado más que para comer. Aún nos quedan dos días con nuestras entradas, así que otro día más, y seguro que mejor.
Hola Charles!! Hacía mucho que no te firmaba jeje, ya tocaba. Yo en agosto me iré tres días a la Expo para verla.
ResponderEliminar¿Cómo preparas el curro? Aquí muy agobiado... ser currante es una mierda jaja.
¡Se muy feliz, Charles!
Hola, veo que a los dos nos gusta la princesa prometida me haras un gran favor si te pasaras por mi blog a leer el articulo que escribi sobre esta magnifica obra.
ResponderEliminarya he aprendido a utilizar mi...mi...(como se llamaban las dos bolas con algo dentro, unidas por una cuerdecita que hacían música?)... mi recuerdo de los países africanos!!! y jamás admitiré que tu aprendiste antes que yo ...
ResponderEliminarRecordar que:
- por mucho frío q haga a las 7 de la mañana, debo ponerme pantalón corto.
- no dejar que me acerque a cualquier fuente o lugar con agua llevando bolso, bolsas, o cualquier cosa que se pueda mojar...
- llevar bocata hecho por mi, y que esté rico...arghhh q asco las alitas de pollo!
pero bueno, está bien la expo, sólo faltan más lugares con sombra y comida más rica.
Bye!
Sí que os dio tiempo a hacer cosas en un sólo día en la Expo!!
ResponderEliminarÁnimo con el curro, piensa que sólo es un mes y en Sept nos volvemos a echar cafés en el LagoNess ;)
unbeso!
Luis-mi, efectivamente ser currante es una mierdísima... ya avisarás cuando vayas a la expo, que yo tengo aún dos días para ir en agosto e igual coincidimos. Un abrazo!!
ResponderEliminarWestley, gracias por el comentario, ya me he pasado por tu blog. Saludos!
Carol, es que tu eres un peligro cerca de una fuente/estanque/lugar con agua; si llegamos a estar un cuarto de hora más acabamos chipiadicos de cabeza a pies. Y las alitas de pollo con sabor a lentejas estaban realmente malas... pero el bocata que nos comimos al mediodía estaba bueno!
Nere, es que aprovechamos bien el día, que sólo tenemos tres días para verlo todo!!! Qué ganas tengo de beber un cafecico del Lago con los filólogos... jopé...
Besicos!