De momento me va bien.
Me acuerdo del romance de doña Ginebra y su sobrino Mordred [03/07/2008- Edito con vergüenza; el sobrino de Ginebra es Mordred, no Lanzarote como yo había puesto, snif]. Me río.
Cabalga doña Ginebra .. y de Córdoba la rica
con trescientos caballeros .. que van en su compañía.
El tiempo hace tempestuoso, .. el cielo se escurescía;
con la niebla que hace escura .. a todos perdido había
si no fuera a su sobrino, .. que de riendas la traía.
Como no viera a ninguno, .. desta suerte le decía:
—Toquedes vos, mi sobrino, .. vuestra dorada bocina
porque lo oyesen los míos .. que estaban en la montiña.
—De tocalla, mi señora, .. de tocar sí tocaría;
mas el frío hace grande, .. las manos se me helarían;
y ellos están tan lejos .. que nada aprovecharía.
—Meteldas vos, mi sobrino, .. so faldas de mi camisa.
—Eso tal no haré, señora, .. que haría descortesía,
porque vengo yo muy frío .. y a vuestra merced helaría.
—Deso no curéis, señor, .. que yo me lo sufriría;
que en calentar tales manos .. cualquier cosa se sufría.
Él, de que vio el aparejo, .. las sus manos le metía;
pellizcárale en el muslo .. y ella reído se había.
Apeáronse en un valle .. que allí cerca parescía.
Solos estaban los dos, .. no tienen más compañía;
como ven el aparejo, .. mucho holgado se habían.
Mejor sigo con el examen...
He llegado a tu blog buscando este lindo romance... Y me quedo. Lo leeré cuando tenga un ratillo libre.
ResponderEliminarAh, el sobrino es Mordred, no Lancelot...
Un saludo.
Cocó
Ups, un pequeño lapsus... ¡Gracias por avisarme! Ya lo he arreglado.
ResponderEliminarMira que poner a Lanzarote de sobrino de Ginebra... tengo delito...
¡Espero que te haya gustado mi blog!