"A veces, con tres cañas y el estómago vacío, se me olvida que mis amigas están hartas de oírme hablar de Londres, y me dejo llevar por la nostalgia de un tiempo en el que pensar en el futuro nos parecía una sandez.
Lo mejor de Londres fue que volví con la idea de que debería haberme quedado allí. Fueron los tres meses menos solitarios de mi vida."
Y me he dado cuenta de que me pasa exactamente lo mismo, si cambiamos "Londres" por "Dijon" y "los tres meses" por "los nueve meses".
Así que dedico esta entrada a todos aquellos amigos que alguna vez me han escuchado un pequeño monólogo que comenzara con un "Pues yo, cuando estaba en Dijon...".
Dijon, Dijon... |
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