Me disponía yo a aburrirme mucho haciendo el trabajillo voluntario para una de las asignaturas más detestadas de mi carrera, preparado ya para toparme con un texto incomprensible, del que difícilmente podría hacer un comentario con lo poco que he
aprendido en clase; y me topo con un poema que me gusta. Que leo y releo. Que cada vez que vuelvo a leer me gusta más.
Al final no he hecho el comentario (tal vez lo haga mañana), pero he descubierto un poema precioso de
Ángel González (y espero no desilusinarme al enterarme, como me enteré con otro poema que me gustó de esta misma asignatura, que su autor es un pederasta jeje).
Pues eso, disfrutadlo desde vuestra
pasividad como lectores, que yo tendré que tratar de
disfrutarlo como tendría que poder hacerlo el alumno que se enfrenta a un trabajo.
ME BASTA ASÍ
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas…
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).